Mis tristes memorias eléctricas
El librero: sugerencias literarias
Por Ney Antonio
Salinas
Título: Mis
tristes memorias eléctricas
Autor: Ajedsus
Balcázar Padilla
La ciencia
ficción es un espejo multiforme en el que hemos podido contemplar muchos de los
rostros, escenarios, máquinas, tecnología, soledades, angustias, que han sido
visualizadas desde el futuro; mucho de esto es ya una realidad manifiesta e
innegable. El mismo Julio Verne, en su novela "De la Tierra a la Luna” de
1865, usando herramientas de lógica, la investigación científica, un profundo
conocimiento matemático de la realidad y la ciencia, ubicó el punto adecuado
desde el que se debieran lanzar cohetes espaciales fuera de la órbita
terrestre. Hoy en día, ese punto, está a escasos metros del punto de
lanzamiento de la NASA.
Los teléfonos celulares, las teleconferencias,
la transferencia de grandes cantidades de información mediante el internet, la
geolocalización, las prótesis robóticas, el microchip, aviones que superan la
barrera del sonido, mercados en línea, la exploración de otros planetas, otros
mundos, los drones militares o de entrega de paquetería, la conectividad que
nos permite conocer en tiempo real lo que acontece en países distantes, la
robótica, la lluvia artificial, la realidad virtual aumentada, la
nanotecnología; es decir, todo lo que hoy nos parece cotidiano, y que para las
sociedades del siglo pasado eran meramente fantasía desbordada, ha sido visualizado
desde la ciencia ficción. En otras palabras, no solamente nos cuenta una
historia, nos acerca al umbral de nuevos mundos y nuevos conocimientos, ideas
que las mentes brillantes de la ciencia han podido confirmar. Entonces, el
escritor de ciencia ficción, es en toda la extensión de la palabra, un visionario.
“Mis tristes memorias eléctricas” es un
libro de relatos que pertenecen a éste género; la ciencia ficción. En sus
páginas encontramos mundos lejanos, distintos, seres alienígenas que los
habitan, escenarios apocalípticos y aterradores. Mundos distópicos en un futuro
incierto, que podrían parecer lejanos o cercanos, según el punto de vista del
observador en la línea curva del tiempo. O la ilusión que nos empeñamos en
nombrar tiempo. Estamos ante un libro imprescindible dentro de la narrativa
chiapaneca; temas y estructuras novedosas, la conciencia ambiental implícita del
autor que hace profundo eco en el lector, los mundos automatizados o civilizaciones
perdidas en una antigüedad que a veces sabe a pasado remoto y otras a futuro
apocalíptico.
En sus páginas podemos encontrar intriga,
suspenso, ansiedad, la pérdida de la esperanza o la recuperación de la fe, una
humanidad despojada de su memoria, un robot que es nombrado presidente en un
México del futuro, las vidas humanas que pueden ser almacenadas en dispositivos
electrónicos diminutos que pueden seguir existiendo en un cuerpo robótico,
mundos lejanos, lluvias venenosas, invasiones de alienígenas, encuentros con civilizaciones
perdidas y autodestruidas por cataclismos nucleares, encuentro con mundos bélicos,
manipulación genética de seres humanos, una humanidad errante en busca de
nuevos planetas para habitar después de agotar los recursos naturales de la Tierra,
el amor en su imposibilidad de sobreponerse a la soledad se vuelve de
naturaleza sintética, mano de obra robótica que de pronto busca algo parecido a
la fe, formas de vida en Júpiter que habitan el planeta gaseoso, virus mortales
que son liberados de los hielos eternos en los polos.
Ajedsus Balcázar Padilla es un escritor de
muchos registros y tonos; bien escribe sobre el amor en tiempos de apocalipsis,
como del terror en los capítulos más cotidianos de nuestra vida, o de la
conflagración en algunos renglones específicos de la Historia de la humanidad.
Escribe sobre el México antiguo y el México del futuro lejano. Escribe sobre
las preocupaciones humanas con las que aún no contamos en nuestro mapa de
prioridades; la escasez del agua, del aire, de un suelo cultivable que prodigue
alimentos, del encuentro entre civilizaciones estelares, de la soledad del ser humano
que ha sustituido su entorno natural y social por un mundo robótico e
industrial, de las sociedades posnucleares. Sus influencias pueden ubicarse
desde el mismo Julio Verne, Asimov, Bradbury, Wells, Huxley, K. Dick, o el
cosmólogo Carl Sagan.
“Mis tristes memorias eléctricas” alude a
uno de los textos que esta obra contiene, y que se refiere a la vida humana en
su transición de ser viviente para convertirse en máquina y continuar su
existencia, rompiendo el periodo natural de vida de una especie, más allá de
los lindes del tiempo “permitido” a la misma especie, a su mundo; esas memorias
de lo que fuimos. Así como también nos deja una pregunta clave sobre la mesa,
amparado en este poder de visión hacia el futuro que tiene la ciencia ficción,
¿nos estamos dirigiendo hacia una sociedad distópica y completamente
deshumanizada?
Un libro inteligente e interesante. Historias
cortas que se leen de corrido y no admiten pausas posibles o imposibles. Tener
funcionando la cafetera será de suma importancia. Enhorabuena, por la narrativa
chiapaneca.
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Ney Antonio Salinas
Domínguez
Nacido el 13/08/1979 en Tiltepec, Mpio. Jiquipilas, Chiapas,
México. Escribe cuento, relato y novela. Ingeniero en planeación y manejo de
recursos naturales, por la Universidad Autónoma Chapingo. Autor del libro de
relatos “El retorno y otras nocturnidades”
(Porrúa, 2013), y de las novelas “Sombras
de la avenida” (CONECULTA Chiapas, 2020) y “Sino de Lestrigón” (Valkiria Eos Editorial, 2021, 2022).

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