Los mejores placeres suelen ser verdes
El librero: sugerencias literarias
Por Ney Antonio Salinas
Título: Los mejores
placeres suelen ser verdes, 2013, 2025.
Autor: Edgardo Nieves
Mieles
Paso la última página de
esta novela con gran emoción. Como lector, es un impulso primario, como el niño
que descubre alguna maravilla en su mundo en descubrimiento, el impulso
primario es compartir, hacer llegar esa alegría o emoción a otros, con el único
interés de mostrar dicha maravilla, sintonizar en el eco esa emoción y esto implica
no perder la capacidad de maravillarse.
En estos términos me ocurre con esta novela de título “Los mejores placeres suelen ser verdes”
del escritor puertorriqueño Edgardo Nieves Mieles, a quien tuve el honor de
conocer y presentar esta obra en el marco de XII Feria Internacional del Libro
de la Benemérita Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH) en la Ciudad de Tuxtla
Gutiérrez, Chiapas, México el 16 de Octubre de 2025.
Alguna vez dijo Roberto Bolaño que la novela es un arte
imperfecto. Cosa que me atrevo a cuestionar con esta lectura. Sin ánimos de
exageraciones ni de halagos innecesarios, esta obra desborda arte, imagen,
pasión, tanto en su escritura como en su lectura.
El oficio del narrador está muy presente, porque va
hilando fino a partir de varias técnicas y estrategias literarias que dan como
resultado una novela inmensa, desplegada en apenas 88 páginas.
Esta obra está construida de manera fragmentaria, de
aforismos, versos, breves piezas narrativas que se van acoplando al todo. Desde
la primera página hasta la última la novela posee una estética noir y poética, cargada de atmósfera de thriller,
pero sobretodo, desborda elegancia y erotismo. Edgardo Nieves Mieles nos
entrega una obra total, una especie de consagración como narrador de alto vuelo
y de largo aliento.
Que no nos tome desprevenidos, pese a la brevedad de la
novela, que estamos ante una novela de dimensiones colosales. En ella confluyen
todas las ramas del arte: cine, poesía, pintura, escultura, fotografía. Un gran
lienzo que a ratos suena a campo de batalla, pero también a película en blanco
y negro, un óleo sobre los abismos del alma humana en el que acudimos a
confirmar la contundencia del color verde.
Esta obra tiene un eco lejano de Rayuela, de Cortázar, más como homenaje que como intertextualidad. Pero
también de los grandes autores de la novela negra norteamericana. Edgardo
Nieves Mieles concibe la novela como un gran portal para desplegar su arte, su
dominio magistral de la palabra y la imagen poética. Es decir, en la novela
(por así decirlo, ya que son muchas obras en una) el autor se contempla como un
pintor y a la obra como un gran lienzo donde caben todos los mundos y de paso,
una clase magistral de historia del arte.
He de confesar que a partir de esta lectura ya no observo
de la misma manera el color verde, y de los cómos y los porqués no se aborda otro
color como el azul o el amarillo, argumentaría Van Gogh.
-Aún pienso
que ir de noche al cine tiene cierta magia… Además, el cine sigue siendo el
mejor lugar para cogerse las manos. Otra de las sustancias activas de esta novela
que desde el momento de iniciar la lectura, independientemente de la hora que
se trate, el lector concibe su tiempo como noche. Una prosa poética que
convierte el día en noche y la redecora y la redefine a partir del lienzo pintado
en verde que bien podría representar los ojos bellísimos de una mujer enfundada
en una bata verde con dragones bordados en oro, los cedros del Líbano, la prosa
selvática en la que la novela va dejando su estela y su estética en el lector,
la poesía desbordada en cada línea.
Esta obra resulta de una lectura inacabable. En cada
lectura son los mundos y las visiones del artista, las obsesiones del escritor,
la estrategia del narrador para ofrecernos una obra novedosa y vanguardista;
encantadora en el mejor de los sentidos.
Tengo claro que Edgardo Nieves Mieles ha creado en estas
líneas una obra maestra que superará por mucho, tiempos, barreras, fronteras,
idiomas, pues no descarto ver traducida en el futuro cercano esta obra de gran
calado a otras lenguas.
Puerto Rico tiene en sus filas a un gran campeón de las
letras nocturnas, un autor cuya contundencia lo posiciona fuerte dentro del
panorama literario latinoamericano por su innovación, la elegancia de su
lenguaje asequible a todo tipo de lector y porque en “Los mejores placeres suelen ser verdes” estamos viendo los nuevos
rumbos por los que han de transitar los sueños y los oficios de los escritores,
pero también, los nuevos rumbos por los que irá caminando la prosa
latinoamericana que propone, canta y grita con el poder de construir y
reconstruir mundos con una voz propia.
Para mí como voraz lector de novela, esta obra me ha
dejado maravillado y pensando por muchos días y ahora tengo la certeza que se
trata de una novela que todo narrador quisiera haber escrito. Sin duda que ha
impactado también en mi forma de asumir una lectura, pero también mi propia
escritura, a perder el miedo a su tono experimental porque allí reside su
genio.
Una obra imprescindible.
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Ney Antonio Salinas
Autor de los libros de relatos “El retorno y
otras nocturnidades” (Porrúa, 2013), “Rastros
y rostros” (Pinos Alados Ediciones, 2025); y de las novelas “Sombras de
la avenida” (CONECULTA Chiapas, 2020), “Sino de Lestrigón” (Valkiria
Eos Editorial, 2021, 2022), “Venablos de
ira” (Pinos Alados Ediciones, 2023), “Soledades
concurridas” (Pinos alados Ediciones, 2024, 2025).
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