Las deudas de poesía son deudas de honor

LAS DEUDAS DE POESÍA SON DEUDAS DE HONOR

Por Ney Antonio Salinas

 

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México.

A 06 de Agosto de 2022.

 

Tengo una deuda de honor con la joven poeta Mónica Zepeda. Una madrugada lluviosa de julio del 2017, mientras leía su primer libro de poemas titulado “Si miento sobre el abismo” me descubrí releyendo el volumen cuando ya la mañana había llegado, la niebla estaba descendiendo de las montañas y la lluvia arreciaba; mi enésima taza de café sobre la mesa. Y es que allí estaba “A voces”, un poema que me tiró a la lona; de nada valieron mis estrategias de evasión, los cambios de pies, la guardia arriba y sólida, el juego de espalda y caderas, para eludir ese golpe certero. El libro completo me ganó por decisión unánime, pero ese poema en concreto, fue el nocaut técnico, con maestría y arte.

        La recuerdo esa mañana de abril del 2017 en Tapachula, Chiapas, cuando la conocí en un encuentro de escritores. Una joven brillante de palabra nítida y precisa. Una niña cuyas palabras le dieron estatus de gigante, pero también de nobleza y de artista. Esa imagen que me quedó por aquellos meses ha crecido con el tiempo, con sus textos, sus poemas que son verdaderas épicas de un lenguaje original, vasto, elegante, es decir, con estilo propio y gran maestría. Pero también, a su oficio de poeta, de artista, lo respalda una infinita calidad humana.

        Lo he mencionado en diferentes foros, que ese poema en específico, era una fotografía instantánea de mi novela “Sombras de la avenida” (CONECULTA, 2020). Así como también le he hecho saber a la poeta misma, que lo que yo quise expresar en 151 páginas, ella lo plasmó en una sola página. Sobra decir que ella no conocía mi obra cuando escribió su libro. De esos misterios que solemos llamar intertextualidades. Sueños que se cruzan a medianoche en una calle solitaria, en la larga noche del mundo. Cada obra concebida en distintos tiempos, escritas en distintas noches y distantes espacios geográficos.

        Esta tarde en la que acudo junto a la lluvia a escuchar su poesía, no en calidad de Simón de Cirene, porque la poeta se basta a sí misma, y como Garduño, derriba la noche con uno sólo de sus dedos; más bien acudo con la certeza de su crecimiento poético y artístico. Con la certeza de volver a la noche, enriquecido por su palabra y su cariño, así como su amistad de incalculable valor. Coincidir esta tarde con la poeta que es capaz de escribir una de mis novelas en una sola página, y de resignificar la poesía que intento desarrollar en el centro de cada una de mis novelas, con su voz, con su lectura, con sus palabras de aliento, significa para mí nuevas energías, bríos salvajes para volver al territorio arcano donde nos hemos encontrado, en un maremágnum de palabras cuyo conjunto nombramos, poesía.

        Mi deuda, según mis cálculos (y conste que sé calcular, me he curtido en los duros y soleados campos de la matemática, la lógica, el estoicismo y la ingeniería) resulta impagable. Estamos ante una artista con una voz nueva en cada uno de sus poemas, que nos habla desde las profundidades insondables del alma humana, que articula un lenguaje de alto valor estético y semántico, pero también retórico y artístico. Estamos ante una artista de enormes dimensiones humanas y creadoras, de la que en un futuro no muy lejano veremos brillar tan alto como el sol. Se escribirán libros sobre su biografía, se harán películas con sus obras poéticas.

        Muy apreciado (a) lector, no dejes de leer a esta gran poeta.




Ciudad y voces | Lectura de poesía

Café de la Luz

Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.


Seis letras en cada uno de tus nombres;

pero bien podría llamarte mar, playa, amanecer.

Cosmos, lenguaje, enigma, inmensidad.

Cada palabra tuya es una fuerza indómita.

El conjunto de tus versos, universo.

Tu poesía parte en dos la tarde y la lluvia,

A un año de la novela, la distancia se mide en libros,

páginas y sueños que a voces resignifican cada poema.

La literatura nos hermana y nos ennoblece.

Solamente atesoro una certeza:

nos seguiremos leyendo mientras dure la hermosa vida



            
 Encontrarte a una de tus heroínas literarias, no tiene precio.




                    A voces | Si miento sobre el abismo | 2014 | 
Mónica Zepeda



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