Texas, I love you

 El librero: sugerencias literarias

Por Ney Antonio Salinas

 

Título: Texas, I love you

Autor: René Morales Hernández

 

Cierro la última página de éste libro y me tiemblan las manos. Una sesión brutal de poesía. Una mirada que sobrevuela el fondo de los abismos: Pareciera que en estos días nada pudiera provocarme / más ternura / que un hombre muerto. El tema: presos de origen latino ejecutados por inyección letal por el sistema de justicia en el estado de Texas. 5 capítulos, 5 gobernadores, 3 décadas, 44 nombres/hombres/jeringas. René Morales es un poeta chiapaneco que indaga y retrata un síntoma de las sociedades modernas, basado en su propia investigación en el sistema penitenciario de Estados Unidos; recrea las últimas palabras dichas por los presos antes del momento definitivo y da su voz (poética) a cada uno para hacernos estar frente a ellos en esos precisos instantes en que se ejercita la oscuridad y la hipocresía; Vamos, no sean hipócritas / yo sé que a ustedes también les atrae / el mundo del dinero fácil. (Nunca entenderán por qué un hombre asesina a otro.) Esa última mirada del condenado: Hoy me he acomodado tranquilo en la plancha / viéndolos a todos de reojo tan buenos tan inocentes / que pareciera que se van a librar de la muerte. El poeta nos previene (él lo ha soportado todo para escribir éste libro) desde una de esas voces, que no tengamos miedo, que nada puede pasar, porque tanto el nombre como la voz pertenecen a los fantasmas de quienes se ostentaron como prestidigitadores del american dream. Tanto como en la llegada como en la partida, serán llamados fuckin’ mexicans en un país que los odia de múltiples maneras. Mi rostro en el noticiero / de Good Morning America / después de eso un concierto / del rapero 50 Cent / un país entero se conmueve por la posible separación / de Jennifer López y Marc Anthony / Waldo’s en su comercial anuncia que / todo sus productos cuestan menos de un dólar / Pizza Hut y su nueva orilla rellena de queso / y en este país nadie puede explicarle a mi hijo / que estoy condenado a muerte. (John Chávez). René Morales nos deja preguntas clave sobre la mesa: ¿será la muerte la solución? Pero su mérito mayor es dar voz a quienes muchas veces nos negamos a ver y a escuchar; sin endiosar ni caer en conflictos de interés o juicios morales. Su palabra espejea de muchos ángulos: Quiero decirle sólo una cosa / “yo también soy una víctima / igual que usted” / pero, vamos, no se asuste / ahora se lo dice un fantasma / a través de un poeta marica / que se marea  y tiene náuseas / cada que piensa en muertos / que le sudan las manos como a mí / cada vez que escribe este libro. Nadie saldrá ileso de esta lectura; ni el autor.



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