Nostalgia de la sombra
El librero: sugerencias literarias
Por Ney Antonio
Salinas
Título: Nostalgia
de la sombra
Autora: Eduardo
Antonio Parra
Se trata de la
primera novela publicada del escritor Eduardo Antonio Parra. Con esta obra el
autor indaga las oscuridades que nublan a cada paso el periplo de un gatillero,
un asesino de nombre Ramiro Mendoza Elizondo, quien no padece ningún tipo de
trastorno que le impida del hecho de matar a un hombre. Indaga en los motivos y
quizá las circunstancias en las que un hombre normal, de familia como se dice,
de pronto le llega al tope el hastió de la vida que podríamos llamar normal. Un
buen día abandona familia, vida, casa, todo y se tira a las calles; no porque
lo maltraten ni porque esté en peligro su vida; es un ser maltrecho que se sostiene
en el crimen y la continua degradación de su espíritu. Se cruza con personajes
que como él no tienen nada que perder, destinados a la sobrevivencia, como
cualquier especie animal en la jungla más densa pero con un algo humano que
destella conciencia, dolor, memoria, nostalgia. Un lecho selvático de un río en
el centro de Monterrey, un basurero, un mercado, las solitarias carreteras que
atraviesan desiertos y memorias, miedos y soledades de las más reconcentradas;
las orilladas de una ciudad fronteriza, la ribera del Río Bravo, una
penitenciaria de pesadilla repleta de narcotraficantes y sicarios; son los
escenarios por los que transita el protagonista. Al mismo tiempo la novela
funge como una cartografía de los borrascosos territorios del norte de México;
una relatoría del progreso en la indefensión de hombres y mujeres ante el
destino y su tránsito violento entre el mal y la barbarie. A Ramiro Mendoza se
le ordena asesinar a una alta ejecutiva de bolsa; un crimen que lo pone con el
aliento contra la pared para que contemple los últimos diez años de su vida y
por consecuencia el pasado perdido, la vida suspendida en algún punto del
pasado, la frialdad con la que contempla lo que se ha quedado atrás. Una novela
para poner los pelos de punta, pero también para maravillarse con la fuerza
poética del autor para desplegar todas sus atmósferas, todas sus palabras.
“Nada como matar a un hombre”, así, con esa frase empieza esta novela. Y yo
digo, nada como la lectura con la cafetera funcionando.

Comentarios
Publicar un comentario