El maestro de Petersburgo

 El librero: sugerencias literarias

Por Ney Antonio Salinas

 

Título: El maestro de Petersburgo

Autor: J. M. Coetzee

 

Desde su exilio en 1927 el escritor ruso Alekséi Rémizov escribe: Dostoievski es Rusia. Y no se equivocaba. Ésta novela parte de un hecho histórico del que se vale John Maxwell Coetzee para desplegar desde el territorio de la ficción, la vida del gran escritor, conciencia y gran pilar de la literatura rusa, así como sondear en la historia de la Rusia zarista prerrevolucionaria y de los eventos que han de suscitarse en el futuro cercano, y que explican por sí mismos el cambio, el giro necesario como radical en la vida nacional rusa, que tan bien retrató Dostoievski en su obra. Estando F. M. Dostoievski en Dresde en el año 1872, recibe una visita que le relata la agitada vida política en San Petersburgo; dentro de éstos hechos resalta el asesinato de un joven estudiante de nombre Ivánov, cometido por orden de Sergéi Necháyev tras alejarse del grupo extremista fundado por éste, teniendo una fuerte repercusión en el ambiente político de Petersburgo. De éste hecho Dostoievski toma la idea para escribir su obra “Los endemoniados”. Y es éste contexto en el que Coetzee hace viajar al gran maestro ruso hacia Petersburgo en busca de los hechos que rodean al asesinato de su hijo adoptivo Pavel Isaev, fuerte referencia literaria del estudiante Ivánov. La historia personal del maestro, la historia nacional rusa, la violencia que se avecina irremediable y tristemente necesaria, la pasión que despierta una mujer madura, sabedora de los últimos caminos por los que transitó su hijo, una niña que sabe demasiado; condenados al exilio, rostros patibularios, y la historia escribiéndose en las calles. “Fedya” como se le nombra de forma cariñosa al maestro, se hunde en el laberinto de conjuras y pasillos por los que transitó su hijo días antes de morir y yacer en una tumba en la isla de Yelagin. Los hallazgos que le esperan son terribles y oscuros. De trama y prosa apasionante, Coetzee, Nobel de Literatura 2003, nos brinda una obra fundamental. El café y la vigilia serán más que necesarios en este viaje al Petersburgo zarista.



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