Figuras humanas

 El librero: sugerencias literarias.

Por Ney Antonio Salinas.

 

Título: Figuras humanas.

Autor: Luís Jorge Boone.

 

Figuras humanas es un libro de cuentos, en el que Luís Jorge Boone despliega en cada historia un río de palabras que confluyen a un mar oscuro, indómito y melancólico. Todas las habitaciones oscuras se colman de palabra, todas las aguas y sus latitudes. La narrativa de Boone se posiciona como una de las más claras y premiadas de la actual narrativa mexicana. El cuento se lee y se lee bien. Historias bien construidas y cargadas de emoción. Un libro que se antoja leer en una tarde lluviosa y con un té que ayude a sobrellevar el momento en que cerramos el libro y nos queda el sobrevuelo a los mundos que nos plantea el autor; a los que sólo un taxi que nos espera bajo la lluvia podría adentrarnos. El título que da nombre al libro nos da una pista del boceto que palpita en cada personaje y en el centro de su realidad humana y literaria. Sexo, amor, desamor, soledad, vértigo, abandono, nostalgia, dolor, vacío, filias y fobias, recuerdo, table dance, swinging, familia; luz de estrellas, cénit ardiendo, amistad a través de los años, campos de flores en los sueños, las (im)posibles versiones del amor para sobrevivir la vida y la muerte; Boone, lo cuenta todo. Y también afirma que “la nostalgia es un órgano que sólo siente el amor cuando viene del pasado”. Nos confirma el amor a la literatura que como lectores profesamos a los libros. Hay sumo placer en la lectura. Y el autor nos previene de ello: “lo difícil no es obtener el placer, sino merecerlo, saber portarlo, como un arma que sólo dispararás sobre ti”. Se empieza a leer Figuras humanas con la guardia arriba. Al cerrar el libro uno descubre que ha sido noqueado desde el primer cuento. El volumen tiene algunos detalles de “dedo” que resultan mínimos (cuestión de edición impensable para un sello como Alfaguara), pero eso no impide la grandeza y el lugar que tanto la obra como el autor han conseguido en nuestra narrativa y en nuestro tiempo. Adentrarse a su lectura, implica ejercer el sano derecho/ejercicio de a delicia.



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